José Luis Alonso Coomonte (Benavente, 1932) es uno de los artistas zamoranos más prestigiosos y reconocidos, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Su andadura artística comenzó siendo aún adolescente, realizando labores de talla en la ebanistería de su padre Heliodoro. Y su formación académica la recibió en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre 1950 y 1954. A su término realizó diversas imágenes en madera, como la de Nuestro Señor agelado para la Cofradía del Silencio de Benavente, la de Cristo agelado para la Hermandad del
Santísimo Cristo de la Victoria de Santa Lucía de Gordón, y ladel Nazareno para Gordoncillo, todas ellas procesionales, así como un Calvario para la iglesia de Navianos de Valverde.
En 1960 representó a España en la II Bienal de Arte Sacro celebrada en Salzburgo, obteniendo la medalla de oro en escultura con su célebre Ostensorio, conservado actualmente en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Esta obra, más escultórica que funcional, y novedosa por su composición, su técnica y su experimentación en formas y materias (hierro forjado, granito, cuarzo y plata sobredorada), supuso un cambio de paradigma en el uso de materiales para la
confección de objetos destinados al culto, otorgó modernidad al arte sacro hispano, y ofreció a su autor una gran popularidad.
En 1962 creó, junto al pintor Kiko Argüello y el vidriero Carlos
Muñoz de Pablos, el grupo “Gremio 62”, que expuso en la Galería Nouvelles Images de La Haya y en la Dirección General de Bellas Artes de Madrid. Dicho grupo, que propugnaba la con uencia armónica de las artes y la ejecución gremial de las obras destinadas a los templos, se colocó a la vanguardia del arte religioso español en los años en torno al Concilio Vaticano II. También fue decisiva la cercanía al dominico fray José Manuel de Aguilar Otermín, fundador del “Movimiento Arte Sacro” y director de la revista ARA (Arte Religioso Actual), por medio del cual recibieron diversos encargos para iglesias parroquiales y conventuales. En las décadas de 1960 y 1970 realizó numerosos objetos litúrgicos y otros destinados a formar parte de espacios
celebrativos, como sagrarios-manifestadores, custodias, arquetas, pilas bautismales, lámparas, candeleros, rejas, etc., de los cuales quedan ejemplos en las iglesias zamoranas de Cristo Rey (1960), Nuestra Señora de Lourdes (1963) y San Lorenzo (1971). A los años siguientes pertenecen los elementos decorativos y funcionales existentes en la capilla de la Residencia del Amor de Dios (década de 1980) y en la iglesia de Santiago del Burgo (década de 1990) de Zamora. A estos hay que añadir los que posee la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída, a la que el artista está amistosamente vinculado: estaciones del Vía Crucis (1981), cruces procesionales (1981-2015) y pectorales (1990-2009), cruz formada por yugos (1987) y corona de espinas compuesta por rejas de arado (1999). Y también la cruz procesional incorporada recientemente al Museo Catedralicio (2017).
Considerada globalmente, la producción de Coomonte es abundante y compleja, inconfundible e inclasi cable. Responde a una inquietud y un imaginario muy personales; es decir, a una capacidad singular para abordar, meditar y explorar diversas cuestiones -ya sean trascendentes o prosaicas- y a expresarlas por medio de un universo propio y coherente, con un variado y rotundo lenguaje estético. También a una infatigable y galardonada trayectoria artística, en constante dedicación, renovación y evolución, caracterizada por la madurez conceptual, el dominio del o cio manual y de la técnica, y la combinación integradora de materiales muy diversos, en los que prima el hierro forjado. En sus obras, la materia, el ritmo, la forma, el volumen, el espacio..., están orientados hacia la lógica interna de un concepto en el que el hombre y la naturaleza, la realidad y la imaginación, son la esencia de su sugerente expresión, libre de convencionalismos y teñida no pocas veces de matices irónicos, lúdicos o reivindicativos.
Uno de los temas más recurrentes en el artista es el de la cruz, que aborda desde sus primeras épocas hasta la actualidad en dibujos y obras de pequeño y mediano formato, en materiales diversos como piedra, madera, vidrio y metal.
José Ángel Rivera de las Heras
Director del Museo Diocesano de Zamora
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