No cabría más emoción haberse tropezado en alguna de las quince anteriores exposiciones de Las Edades del Hombre con Gregorio Fernández, Pedro de Mena, Juan de Juni o Alejo de Vahia. El consuelo a su ausencia de siglos es su enorme legado artístico, un auténtico lujo para Castilla y León, como demostró la asistencia multitudinaria hace unos meses a una exposición sobre el barroco español en Londres y Washington. Pero los asistentes ayer a la inauguración de «Passio» pudieron vivir la magia de compartir con algunos de los creadores de los tesoros presentes de esta muestra.
Entre los numerosos invitados oficiales —políticos, representantes públicos y colaboradores— y los periodistas, las modestas figuras de artistas como Venancio Blanco y José Luis Alonso Coomonte esperaban pacientemente a la llegada de la comitiva oficial a la altura de sus obras con la humildad que algunos de los presentes deberían aprender.
Por su parte, José Luis Alonso Coomonte atendió con gran emoción a todo el mundo que le preguntó por su obra «Corona», una impresionante obra hecha con rejas de arado y por «Ostentorio/Custodia procesional», ambas en Medina del Campo, y que el autor zamorano veía juntas por primera vez.
Coomonte explicó a ABC que por encima del hecho creativo de las obras de arte es esencial «sentir la emoción de las obras». En este sentido, «Corona» vincula el sentimiento religioso con el sentir de la tradición y lo popular como son los arados y todo su significado. De hecho, el creador de Benavente recordó la importancia del movimiento «Arte povere» de finales de los 70 del siglo pasado y que se caracterizó por la utilización de materiales «pobres» como piedras, maderas, hojas, telas y diversos materiales de deshecho. No en vano, Jesús nunca fue rico.
Fuente: ABC
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